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Cuento de un Sacerdote por Elias Gómez Sánchez.

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En aquellos tiempos había un cura que vivía en Tenejapa, sólo que se ignora en qué año fue. Corno lo hemos oído platicar a los ancianos tenejapanecos, se dice que este padre era muy pobre, no tenía nada. Un día domingo se levantó muy temprano, corno a las cuatro de la mañana, salió a lavarse las manos y en ese momento vio caer una luz, ésta parecía un corneta que cayó en una cueva que se encuentra a un lado del pueblo. Entonces el padre pronto se fue a ver lo que había caído en aquella sierra. Al irse acercando se alejaba la luz hasta meterse en la cueva. El padre pensó que era su suerte el haber visto eso; él estaba contento porque iba a sacar esa luz de la cueva, pero no pudo porque ya estaba aclarando el día y Jo dejó para otra noche y se regresó contento a su casa porque pensaba que nadie podría ver esa luz de día. El padre pensó y se dijo: - ¿Qué será esto? Bueno, me regreso a mi casa, tengo que prepararme y mejor vuelvo a medianoche para que nadie me vea. Cuando llegó a su casa, estaba muy contento, tenía una muchacha que le ayudaba y le pidió que le diera de comer. - ¿Está listo mi almuerzo? tengo mucha hambre, dijo el señor cura.

Contestó ella: -Sí, ya está listo, ¿quieres comer? ¿A dónde fuiste? ¡llegaste muy tarde! preguntó la muchacha. El padre contestó diciendo: -Me fui a aquella sierra, porque vi una cosa por allá. ¡Así que tengo que esperar que dé la medianoche para que vaya a ver qué cosa es! Entonces, el señor cura, cuando dio la medianoche, empezó a prepararse para ir a la cueva y pensando: -¿Cómo debo vestirme para hacer algo y entrar a la cueva, será que me pongo lo que uso para la misa, para evitar que me moleste el demonio? Cuando se estaba poniendo el traje, o sea la sotana, se puso a cantar y diciendo: -¡Me voy a la cueva! ¡Me voy a la cueva! Después de cantar y de vestirse se acordó de orar a Dios, después, al instante voló hasta llegar a ver qué había en la cueva. Y cuando llegó se dijo: -¡Qué será esa cosa que cayó, creo que es dinero! pensando. Y se metió poco a poco hasta llegar al fondo de la cueva, cuando vio que algo brillaba, se acercó poco a poco hasta lograr ver qué cosa era, y vio que había una vasija llena de dinero y entonces dijo el señor cura: -¡Dios mío, Dios mío! ¡Nunca he visto en mi vida tanto dinero como éste, muchas gracias Dios mío! Me regreso a casa para guardar el dinero, después regresaré a recoger lo demás, porque no traigo una bolsa grande.

Esa misma noche, no durmió bien, estaba pensando regresar otra vez. Ya quería regresar. A la siguiente noche, caminó otra vez hasta llegar a la cueva y volvió a llenar de dinero el morral, pero entonces cuando quiso salir, vio que se cerró la cueva como con una puerta. Quedó atrapado el señor cura que se puso a llorar sin poder salir con el dinero, quedándose para siempre encerrado adentro de la cueva. Hasta la fecha se ve la figura del cura en esa cueva y por eso se le llama MSacerdote de piedra- que en tzeltal de Tenejapa se dice: Pale eh 'm. Así termina la historia de los antiguos viejitos del pueblo de Tenejapa.